Big Bang

Metal-esperanzado. Experimentación, fusión, técnica depurada, y todo sin dejar por el camino la necesaria sustancia que precisa un género como el Metal. Con este álbum, Big Bang se acerca al oyente por caminos colindantes, dejando que las referencias bañadas en alquimia propia y el trazado de un laberinto muy personal, guíen al oyente hacia estancias donde el placer sensorial está asegurado y el término ‘Mainstream’ no tiene cabida. Evitan el descaro de mirarse abiertamente en referencias pretéritas, aunque no niegan durante los 10 cortes influencias que, de forma velada, asoman la cabeza por un momento, en un alarde de sinceridad y respeto para con el pasado. Así, y sin nombrar bandas: tintes progresivos, funkeros, jazzísticos, hard-rockeros o en forma de leve psicodelia, nos van mostrando el camino y contando algo de historia de los 70 para acá. Personalmente y destacando algo del trabajo, me ha impactado la complicidad que se destila en la ejecución, la cuidada producción y la cantidad de elementos que se han traído de épocas anteriores y que han revestido de una modernidad que nuestro tiempo precisa. El arte del ‘front’ tampoco tiene desperdicio y congenia de manera acertada con un título que aclara desde el comienzo qué mensaje encontraremos embutido en las letras: lucha existencial, espiritualidad, vacío, sueños no cumplidos, búsqueda de libertad, etcétera; y todo desde el prisma orgánico de los sentidos y la curiosidad por abrir la siguiente puerta. Cierro impresiones recomendando la deglución y digestión de un trabajo gestado con mimo, ejecutado con acierto, producido con mucho tiento y que muta desde diversos géneros para traernos una buena dosis de originalidad. Queda recomendado.