13 abril, 2012

Otra gran Review de nuestro disco «Diez tragos» por parte de «METALIUS»

Damos las gracias también a toda la prensa especializada que en solo 2 semanas de la salida del disco nos están apoyando en estos momentos tan difíciles!!

http://metalius.metalius.es/2012/04/diez-tragos-big-bang.html

La portada del segundo álbum de los badaloneses Big Bang engaña. Ese “Esòfag mutant” que les ha cedido Adela Caamaño podría ser perfectamente la garganta del legendario rostro desencajado de la carátula de “In the Court of the Crimson King” (Atlantic, 1969), el seminal debut de los magos del rock sinfónico, los incombustibles King Crimson de Robert Fripp. Da la impresión de que la pintora ha querido profundizar en aquel cuadro, introducirse en las entrañas de aquel torturado personaje, porque el cromatismo y las texturas son muy similares. 

Pero hasta ahí el parecido entre ambas grabaciones, entre ambas formaciones. Porque estos “Diez Tragos” –¿los que, canción a canción, se deslizan por la garganta de la portada?– no suenan al sinfónico propio de los 60 y 70 sino a rock con un punto de metal moderno, a Post Grunge arty de los 90, a los riffs taladrantes de Helmet en “Meantime” regados con esencias de groove.

También podemos citar el “Tierra de Cerdos” (EMI España, 1994) de El Fantástico Hombre Bala, un grupo nacional que iba en una onda similar, aunque en la propuesta musical de Big Bang el funk –gran influencia en FHB– el funk es bastante más residual.
Desde el primer corte destaca el tándem que forman el vocalista y el guitarrista –no creo que nadie se sorprenda a estas alturas: es la jerarquía del rock, ¿no?–. La voz de Manuel Rubiales, de timbre muy personal, vive intensamente cada canción: ruge, se desgañita, susurra: gran actuación la suya. Por su parte, Francisco Rubiales, además de productor del disco, es un hacha muy curtido que lo mismo se enzarza en solos flashies que saca de su instrumento efectos curiosos –en “Sufrir” puede recordar a Tom Morello (Rage Against The Machine), incluso en el riff potente y repetitivo–. Y para no hacerles un feo, decir que la sección rítmica, que integran Rafa Caamaño (bajo) y Siscu Carrasco (batería), cumple con nota.
“Diez Tragos” sigue la línea trazada por el anterior “Sin Renuncia a la Esperanza” (Nat Team Media, 2010), quizá añadiendo un pequeño plus de oscuridad y experimentación al resultado final. “Soy Inmortal”, el claro single de adelanto, contiene riffs de funk metalizado de pegada efectiva e inmediata. La ralentizada y sexy “Crucifícame” se sustenta en una línea de guitarra a lo “Kashmir” (Led Zeppelin) que va mutando a medida que se desarrolla el tema. El cierre del álbum, la instrumental “Franco is Dead”, sorprende por la introducción de unas voces sampleadas de la época del dictador. También muy destacables son las percusiones morunas de la magnífica “Ver Llorar Desiertos”, así como el uso de atmósferas electrónicas que contribuyen a oxigenar algunas canciones y redondean este notable disco de una banda que, a tenor de los méritos que aquí contraen, sin duda debería ser más conocida y respetada por estos lares.

Nota: 7/10
César Aguilar

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