4 junio, 2012

Parece que estamos en racha recibiendo grandes reviews por nuestro 2º disco «Diez tragos».

Desde la revista pentagramasound.com podéis leer la extensa review que nos han dedicado y de la que estamos muy contentos..
http://www.pentagramasound.com/bigbang.html

Parece que ha llegado otra forma de ver y entender la música, sin cuestionarnos si hablamos de rock, metal u otro estilo de los que, habitualmente, recorren todos los medios. Como ellos mismos afirman, han querido asimilar ciertos aspectos de diversas músicas y fusionarlos pasando el filtro Big Bang. Recientemente han dado vida a su segundo álbum Diez Tragos, en el que la producción y edición ha corrido totalmente por cuenta de sus cuatro componentes, dirigidos por Francisco Rubiales, guitarrista del grupo, quien ya había participado en su primer disco Sin renuncia a la esperanza (Nat Team Media, 2010).

En el nuevo disco nos hemos encontrado con una poderosa lista de diez temas cuya base metalera se deja metamorfosear y flirtea con sonidos ambientales con influencias perdidas en el tiempo y el espacio. En alguna parte deDiez Tragos, nos ha olido a los mejores Tool; hemos visto de lejos algunos tintes Mastodon, guiños Soundgarden a lo Badmotorfinger y algún que otro homenaje al rock de aquellas décadas de oro en las que Deep Purple comenzaron a cambiar la música para siempre. Incluso el aaspecto visual parece haber sido fruto de una mezcla de influencias (homenaje a las portadas psicodélicas del rock progresivo de los 70 o puesta en escena cuidada e impregnada de reminiscencias Who). Si se puede definir con dos palabras la filosofía Big Bang esa es, sin duda, Eclecticismo Musical. En esta ocasión, los de Badalona han sacado partido a la autoproducción, cuya principal ventaja consistió en no estar sujetos a ningún tipo de condición musical por parte de sello alguno, lo que ha dado pie a desarrollar los temas para transmitir la verdadera personalidad de Big Bang con total libertad.

Una vez más, nos encontramos con un grupo que compone sus temas alejándose del producto convencional y ofreciendo canciones que distan de buscar el beneplácito del gran público, poniendo por delante sus intenciones de extraer todo lo posible al lado más creativo de la música. Son composiciones complejas, que juegan entre tempos y compases, a la vez que experimentan en terrenos poco frecuentes en el rock. Los elementos ambientales introducidos, como sonidos o voces, han conseguido personalizar las diez pistas del disco, proporcionando uno de los elementos distintivos en Diez Tragos. Para completar el círculo acompaña al contundente sonido de Big Bang un registro vocal que termina de darle el toque personal que permite distinguir perfectamente el camino de la banda.

Ya desde su primer disco, Big Bang se ha preocupado por la cuidadosa selección y tratamiento de su sonido, algo que hace que se trate de piezasbigbang agradables para el oído. Se ha jugado con efectos sutilmente introducidos, de forma que no se han convertido en un aspecto que afecte al resultado final del tema. Han conseguido emplear dichos elementos sin hacer de ellos su bandera. Más de diez años conforman la trayectoria de Big Bang, cuya primera demo fue lanzada en 2009 y les valió para que el sello NatTeam Media apostase por ellos para la publicación en 2010 de Sin renuncia a la esperanza, primer álbum que obtuvo interesantes críticas por parte de gran número de medios especializados. Ahora han dado una vuelta de tuerca con Diez Tragos, disco que han presentado el pasado verano comenzando por Barcelona. Es ahora cuando surge la inevitable reflexión y caemos en la tópica y común comparativa con las bandas americanas o extranjeras apoyadas por grandes multinacionales. Big Bang tiene los ingredientes para alcanzar esferas en las que se mueven grupos que se han considerado mundialmente precursores del post-metal progresivo. Y Big Bang podría haber sido uno de ellos por derecho propio, pues tienen todo lo necesario para circular por esos caminos. ¿Cuestión de tiempo o, tal vez, de oportunidades? Por el momento, ese será uno de los eternos dilemas.

Desde luego y, salvando las distancias de las preferencias personales e intransferibles de cada pueblo, la música de esta banda barcelonesa está pensada para oídos inteligentes de personas que busquen más allá de las habituales composiciones fabricadas para gustar. Éste puede ser el año de Big Bang, cuya discografía se afianza en la lista de las imprescindibles para entender las tendencias de la música moderna. Es ese tipo de banda que consigue convencernos de que existen terrenos en la música que parecían no formar parte del mundo al que nos tienen acostumbrados. Más que recomendable.

Posted by in Reviews "Diez tragos" and tagged as

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *